“So while the claims of social media as a democratizing tool may well be overstated, what the unrest in Egypt did show are the ways in which social media and Twitter in particular are transforming both media coverage and human rights documentation. For now, that's the real revolution. “
martes, 15 de febrero de 2011
Renovando la mirada trágica al activismo en redes sociales
lunes, 26 de abril de 2010
Política y cristianos
-El mejor coctel para una mala resaca-
Tiempo para dilucidar la realidad que nos presenta aquel infinito. Ya mamado a priori de los discursos religiosos que se levantan/levantarán para tratar de poner las palabras de Dios en términos humanos y mover los intereses de los hombres enganchando la cultura cristiana; fueron propicias estas palabras de un amigo. No nos exigen más estos días que volver a lo básico, simplemente hemos llenado todo de mucha parafernalia y se nos perdió el camino. Comparto la petición de perdón, es que no somos el mejor ejemplo.
Perdón a mis amigos no “cristianos” en este tiempo de elecciones presidenciales por:
- Tanta estupidez que han visto y verán en nombre de Jesús/Dios en este tiempo electoral
- presenciar nuevamente como juegan con los “cristianos” para que voten por otros candidatos porque les tocan temas como el homosexualismo y el aborto (uno de los trucos más antiguos de la democracia y con los que se hacen fáciles nubes de humo)
- -que Todo el mundo puede tener un discurso acerca de esos temas pero son pocos los que son Jesús para ellos, los que respetan, aman y cuidan a los homosexuales y los que en vez de decir si están a favor del aborto , ayudan a madres que quieren abortar a pagar sus deudas o a "levantar" y criar a sus hijos.
- Mirar la paja en el ojo ajeno antes de examinar el tronco en el propio, los índices de divorcio son más altas entre “cristianos”, si, perdón porque no hemos sido esas personas que con sus matrimonios los atraen a vivir como nosotros y nos enfocamos en criticar a parejas en unión libre, “matrimonios homosexuales” u otros, antes de limpiar la ropa sucia en nuestras casas.
- Creer que las acciones de los “cristianos” se limitan por la persona que esté en el mando, sea un “ateo”, tirano, loco, imbecil, etc.., preocupándonos por los planes de gobierno de los candidatos y hasta aprendiéndolos, en vez de recordar los más de 3000 versículos en la Biblia que hablan de la pobreza, injusticia y el necesitado en cada día.
- Tener miedo a que nos “persigan” y por eso votar, cuando Jesús prometió persecución.
- Apoyar planes de guerra y violencia, cuando se nos pidió que diéramos la otra mejilla, la no retaliación y el amor a nuestros enemigos.
- - que Seguro que les gustará encontrar que Jesús rechazaba a tanto hipócrita y fariseo que criticaban y se aprovechaban de los débiles en la sociedad, en vez de ser diferentes de una manera radical y que las personas a través del ejemplo desearan ser como ellos y no con tanta palabrería y discursos religiosos.
- Nos parece mejor alguien que diga creer en Dios, como los que Jesús desecha cuando les dice nunca os conocí (Mateo 7:21-23)
- Nos escudamos en un voto para sentir que hacemos lo que debemos a diario.
- Haber olvidado a Cristo en nuestro “cristianismo”
- No leer la Biblia y aprender que el Cristianismo se esparce más a través de la fascinación y el ejemplo y no por la fuerza, dándoles más razones para no creer en Dios o conocer al Jesús histórico y no el acomodado en discursos propios.
- La imagen que tienen de los cristianos como antihomosexuales, prejuiciosos y hipócritas.
- Querer que se acerquen a Dios por miedo al infierno o con la promesa “mansiones celestiales” y no porque Jesús es bueno, Dies amor y vino por los enfermos y no por los sanos… perdón por creernos los sanos cuando estamos tan enfermos… y perdón por no amarnos como pacientes de un mismo hospital.
- -que nos gustan los fariseos, levitas y sacerdotes más que los buenos samaritanos,
- -que Jesús les dijo a los que nos gustan que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. ( después preguntamos por qué lo mataron)
Por las anteriores y muchas otras razones, les pido perdón esperando que toda la porqueria que verán en los próximos días no opaque aún más la vision que tienen de Jesús que hizo que Gandhi dijera que le gustaba el nuestro Cristo pero no los cristianos…
Con mi más humilde sentimiento, esperando recibir su perdón.
Su Hermano Yamid.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Por aquí no pasó nadie

Este ensayo lo traigo desde mayo, recordé que llevaba oculto varios meses en una carpeta del computador, consecuencia de un trabajo de clase y de la lectura de un libro muy ameno. Tulio Bayer es uno de esos personajes colombianos que nadie recuerda. De hecho, en internet hay más material mío que suyo. Claro, con Twitter y Facebook colgamos cualquier cosa, pero un desocupado biógrafo podría pescarse más de nuestra personalidad que la de uno de estos personajes, por más que hayan luchado por cambiar el país. Casi no logro conseguir uno de sus libros, estaba olvidado en la biblioteca. Ni siquiera mis compañeros de clase que tenían que hacer el mismo ensayo fueron a buscarlo.
El libro del que sale el ensayo se llama La Guerra en Todas Partes, escrito por Jaime Restrepo Cuartas, actual Respresentante a la Cámara por Antioquia y ex-rector de la Universidad de Antioquia. Tulio es el de la foto, un hombre...peculiar, muy colombiano.
Por aquí no pasó nadie
Por Ricardo Zapata Lopera
Un país vive situaciones de desigualdad, corrupción y falta de justicia. Corren voces en el mundo que proclaman derechos para el hombre, dando esperanza a los olvidados. Un hombre, visionario, pasional, con un pie en la cúspide y otro en lo más bajo, con un corazón que late por el pueblo y unos ojos abiertos a la realidad, debe tomar la decisión por su vida: sale o se queda, aguanta o se echa al agua, hace algo o sepulta su conciencia. Tulio Bayer, médico cirujano, colombiano, fue un hombre paradójico, una persona que nunca estuvo en deuda con nadie más que con su conciencia, que estaba plenamente confiado y firme en su destino, pero que al final de sus días, frustrado y con un corazón que todavía vibraba por la acción, murió como muere el alma de los pueblos del subdesarrollo: aplastada por la realidad y el miedo de la mayoría al cambio. Su historia es el reflejo de su pueblo, una vida de ires y venires, de picos y valles, de riquezas y miserias, de triunfos y fracasos.
Cuando Tulio Bayer empezaba la universidad en 1943, recién salido de Río Sucio, Caldas, dispuesto plenamente a cursar medicina, probablemente no percibió cómo su espíritu rebelde no era parte del mundo al que se enfrentaba. Una persona que ve la guerra en todas partes, que encuentra las fallas y las hipocresías en los hombres, es alguien que no encaja. Y no hay indicios de que eso haya sido un problema para Tulio, antes era lo que seguía nutriendo su espíritu, pero no le permitió ser parte de ningún grupo que trabajara por lo que luchaba. Era él contra el mundo.
Esta posición sin duda tuvo sus beneficios. Tulio Bayer nunca estuvo en deuda con nadie y por eso fue libre. Hizo todo lo que quiso: estudió medicina, ayudó a los más necesitados, trabajó como profesor, intimó con quien le gustaba, se metió a la selva, estuvo en el gobierno, luego hizo parte de la revolución, estuvo en el movimiento estudiantil de mayo del 68 en París y escribió varios libros, aunque no gustaran por su redacción cortada y cargada de idealismo.
Al final de sus días salieron algunos artículos que lamentaban su condición, otros que lo recordaban como hombre de ideales y en cierto sentido lo admiraban. Es el héroe del siglo XX. Una persona que parece no tener la razón, que lucha por lo que quiere aunque no tenga valor en el mundo. Escribía en El Espectador Max Olaya Restrepo el 8 de julio de 1982: “Quién sabe ahora cuales se me vendrán encima por declarar públicamente que admire y sigo admirando después de su muerte, a Tulio Bayer Jaramillo, como el tipo de colombiano que nos hace falta”. Pero otros como la revista Cromos, escribirían frases menos halagadoras: “Tulio Bayer Falleció en Paris, gordo, solo y desencantado” (Julio 16 de 1982). De todas maneras, sus condiciones de muerte no le pueden quitar la vida que dejó atrás. Mirándolo ya pasado más de un cuarto de siglo, como lo hace La Guerra en Todas Partes, Tulio es el héroe revolucionario del siglo veinte.
Es curioso que Los Soldados de Salamina de Javier Cercas haya sido uno de los libros que motivó a Jaime Restrepo Cuartas a compilar finalmente la información que por muchos años había recogido de Tulio Bayer en una novela histórica. El libro de Cercas trae una interesante reflexión sobre los héroes ocultos, algo parecido a esos Justos de los que escribiría Borges (…El que prefiere que los otros tengan razón / Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo), que no figuran en la Historia ni en los libros de texto de que le enseñan a los niños, pero que su vida la entregaron por algo superior a ellos.
El mismo Jaime Restrepo parece guardarle respeto por no cansarse de buscar sus metas. En medio de sus contradicciones, Tulio Bayer guardó el hilo de su propósito. Ya en París cuando se dio cuenta que la guerra no producía frutos, optó por escribir, no abandonó su idea de cambio y de crítica.
Tokihiko Enomoto, hablando del pensamiento de Mary Parker Follett acerca de los individuos dentro de los grupos, sintetizaba el camino que esta visionaria proponía hacia la verdadera democracia: “Cómo los individuos, no deben conformarse pasivamente con respecto a sus normas, a fin de desarrollar su potencial y al mismo tiempo contribuir a su grupo. Si ellos no están de acuerdo, deben expresar sus diferencias y trabajar con los demás para propiciar una nueva síntesis y una integración” (Mary Parker Follett, 1997, p.244). Tulio Bayer en un principio vio las cosas de la misma manera; algo parecía estar mal en las normas que regían el sistema. Pero desafortunadamente, al igual que la misma Parker Follett, se verían de cara ante la rigidez de quienes en últimas tomaban las decisiones. Parker, por su parte, no vivió esta situación, pero sus ideas estuvieron sepultadas por más de medio siglo después de morir en 1933. A Bayer sí le tocaría sentir el rechazo reiteradamente. Mientras Parker insistía en “el respeto por sí mismo y por los puntos de vista e intereses de los demás, trabajando siempre juntos, en la mutua confianza y con la apertura necesaria para lograr la comprensión recíproca y los beneficios mutuos” (Mary Parker Follett, 1997, p.244), Tulio Bayer, influenciado por las olas marxistas del momento, con el orgullo herido por las élites y los dirigentes, optaría por la revolución y al final por la muerte. Max Olaya por eso se preguntaba, “¿El infarto no será señores cardiólogos llenos de cientifismo, el suicidio que se da a si mismo el corazón adolorido de los patriotas?”.
Pero los héroes del siglo XX no son grandes hombres. Mueren con sus pocos y fuertes ideales y con sus muchas contradicciones. Son como los hombres de carne y hueso. Por eso Jaime Restrepo llegaría a un punto en su investigación donde no querría saber más de Bayer. “Un tipo que no era propiamente un revolucionario sino un simple liberal, cuya vida transcurría entre prostitutas, que había estudiado en Harvard en la nación imperialista que odiaba y que terminó siendo subalterno de la policía en París, no parecía tener la convicción, la fuerza y la capacidad de liderazgo que decían había tenido” (Pág. 95).
No obstante, “Tulio deseaba que sus conocimientos pudieran ser puestos al servicio de los más pobres. Desde el principio había centrado su atención en ayudarle a los más necesitados” (Pág. 74) y “su deseo era estar cerca de los desarraigados, aquellos que se encontraban en la mayor miseria” (Pág. 75). Por eso no es tan fácil simplemente archivar su vida, es una porción del alma de un país que en medio de la pobreza, los vicios y la hipocresía, es capaz de pensar más grande que él mismo.
La sociedad trata a los hombres de muchas maneras. Generalmente puya y roba almas, antes que ser benevolente, mas depende del hombre marginarse o comprenderla. A su manera, Tulio Bayer comprendió y amó a la sociedad. Tanto lo hizo que la hastió. Y ella misma se encargó de llevarlo lejos, donde no molestara tanto, donde dejara las cosas quietas y no cambiara mucho. “Por aquí no pasó nadie”, habría dicho si le preguntaran, temerosa de que se dieran cuenta que sus hijos los esconde para ocultar sus vergüenzas.